¿Qué es lo que provoca que un equipo de trabajo sea ineficaz? ¿Por qué existen equipos de trabajo que sí funcionan y obtienen sus objetivos?
Estas preguntas admiten, en principio, varias respuestas posibles. Una de ellas es la aparición de la” lucha de egos”, en la interacción de sus integrantes.
Podríamos argumentar que la lucha de egos es una potente y perjudicial condición que suele surgir con cierta frecuencia dentro de las organizaciones y puede derivar en la obtención de resultados desfavorables para la organización e inclusive y, en el peor de los casos, en la no obtención de los objetivos propuestos previamente.
Pero en realidad, no es la aparición de la lucha de egos en los grupos de trabajo, sino la ineficiente administración de tal condición que, como seres humanos, es natural que ocurra, con diferentes niveles de intensidad.
Esto puede obedecer a la existencia de ciertos sesgos cognitivos dentro de los equipos de trabajo y en particular, el “Efecto Comprobación”, característico de personas que sólo aceptan información que convalide su propia postura y desechan o descartan toda aquella información que contradiga su posición o creencia acerca del problema a resolver.
¿Cuál sería, entonces, la sugerencia en la formación y gestión de equipos de trabajo eficaces?
Sin dudas, el directivo a cargo de tal tarea, deberá contar con varias inteligencias para tomar la metadecisiones referidas a una adecuada formación de los equipos de trabajo, tales como: objetivos a alcanzar en un tiempo de determinado, recursos, competencias, habilidades y destrezas necesarias de los integrantes del equipo, entre otros aspectos.
Una de esas inteligencias, es la lógico-matemática para evaluar la conveniencia económica de tal fin. Otra, es la lingüística, que pone en juego alguna de las habilidades blandas del directivo que favorece la comunicación eficaz. La interpersonal, que le permite cierta introspección para poder reconocer aquello que debería modificar o sostener y en particular, la aparición de sesgos cognitivos que podrían nublar su razón en el momento de la Toma de Decisiones, y sin duda, la interpersonal, para reconocer potenciales capacidades, destrezas y habilidades en las personas que integran la organización y lograr empatizar con ellas para alcanzar mejores resultados respecto de los objetivos propuestos previamente.
Se aprecia, entonces, claramente la importancia y fundamento del “Efecto Comprobación” para poder considerar la información disponible, la contribución de otros integrantes a partir de los talentos que cada uno detenta, escuchar otras voces y no permanecer en la misma postura, que se resumeen la frase: “no hay peor sordo que el que no quiere oír” y que favorece consecuencias negativas por la posición inflexible en la Toma de Decisiones.
Las organizaciones, en la actualidad, enfrentan universos cada vez más complejos, turbulentos y de incertidumbre creciente, por lo tanto, se hace imprescindible que sus directivos cuenten con varias condiciones para minimizar los posibles fracasos de dicho proceso, entre ellas, flexibilidad, equilibrio, prudencia, capaces de contrarrestar el Efecto Comprobación. Directivos flexibles construyen organizaciones flexibles capaces de enfrentar, en mejores condiciones, universos con niveles de incertidumbre y complejidad cada vez mayores.
Una vez más recurrimos a los clásicos para arribar a soluciones más inteligentes, Aristóteles sostenía: “que nos enseñen los sabios, pero que nos gobiernen los prudentes”.
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Beatriz Carro
Licenciada en Administración
Docente FCE-UBA
Investigadora CERADEC-FCE-UBA