Reporte de Política Fiscal

SEPTIEMBRE 2025

Índice

Resultado fiscal de agosto 2025

En agosto de 2025, el Sector Público Nacional (SPN) registró un superávit primario acumulado en 12 meses (base caja) de 1,6% del PIB, y un superávit financiero de 0,4% del PIB (ver Figura 1). El balance de las cuentas públicas no ha mostrado grandes cambios en los que va del año. En efecto, el balance anualizado (acumulado 12 meses) ha rondado alrededor de 1.6% del PBI, virtualmente sin alteraciones, evidenciando un rotundo cambio respecto a las dinámicas de las últimas décadas. Esto se dio a pesar de la reducción de ingresos generada por la eliminación del impuesto PAIS, evidenciando el fuerte compromiso de la actual administración con el frente fiscal. El superávit de agosto estuvo sostenido sobre una nueva contracción real del gasto primario, más que compensando la caída real de los ingresos públicos. Más aún, la comparación mensual con años anteriores sigue siendo ilustrativa (Figura 2). En particular, se ve que julio y agosto mostraron un superávit primario, en moneda constante, que es incluso mayor al de 2024. De cara al resto del año, las autoridades se comprometieron hace algunos meses a alcanzar un superávit de 1,6% del PBI, aunque recientemente han presentado el proyecto de presupuesto para 2026, incluyendo una estimación de cierre para 2025 con un ahorro primario algo menor, de 1,5% del PBI.  

En agosto 2025, el gasto primario cayó 6,4% (a/a real), más que compensando la caída de los ingresos totales del SPN, que fue de 2,7% (a/a real).

Por el lado de los ingresos, los recursos tributarios registrados en el SPN cayeron casi 6% (a/a real), siendo por lejos el principal contribuyente a la caída total de recursos del SPN. La menor cantidad de días hábiles y el adelantamiento de declaraciones de exportaciones a julio (debido a la baja transitoria de derechos dispuesta hasta junio 2025), explicaron una caída de los derechos de Exportación, que venían siendo un componente importante de la recaudación. Para mas detalle ver la siguiente Sección.

 

Por el lado de los gastos, se volvió a mostrar una importante contracción en la mayoría de las partidas, principalmente en aquellas ligadas a los subsidios económicos (Figura 3). Tal como viene ocurriendo desde comienzos de año, los subsidios económicos (energía y transporte), cayeron casi 40% (a/a real) en agosto 2025. El abaratamiento relativo de la generación junto con el atraso cambiario y, principalmente, el aumento tarifario y de “cost recovery”, son los factores que explican esta reducción sostenida en los subsidios. Para mayor detalle recomendamos ver el Reporte de Tarifas y Subsidios de AFISPOP (https://economicas.uba.ar/iiep/informes-y-reportes/politica-fiscal/). Posiblemente el aumento del tipo de cambio oficial sobre finales de julio y principios de agosto tenga un impacto sobre el gasto en estas partidas, pero todavía no se vio reflejado. En menor medida, los gastos de consumo volvieron a caer 5,4% (a/a real), pero en agosto 2025, enteramente explicado por el gasto en salarios que cayó 7% (a/a real), producto de un mix de recorte de personal y un deterioro del salario medio de los empleados públicos nacionales que luego de la caída inicial del primer trimestre 2024, no lograron recuperarse como lo hicieron los salarios privados.

El gasto en prestaciones sociales volvió a contribuir positivamente a la variación real del gasto, aunque con menor fuerza que los meses previos. Esto se explica, tal como se viene analizando en Reportes previos, a la relativa estabilización de la tasa de inflación y la continua aplicación de la indexación mensual por IPC de la gran mayoría de estas prestaciones (i.e. jubilaciones, pensiones, asignaciones familiares). A medida que la tasa de inflación deja de mostrar bajas significativas contra el mes anterior, sino que se mantiene en niveles similares (en los últimos meses alrededor o algo por debajo de 2%), el aumento real de estas partidas se ralentiza. Adicionalmente, esta ralentización también se complementa con una sostenida erosión de algunos programas sociales que se registran bajo esa misma categoría amplia de gastos. Los principales a mencionar son los programas: Complemento a las prestaciones previsionales (comúnmente llamado “Bonos” previsionales), la Prestación Alimentar y el ex Potenciar Trabaja, actual Acompañamiento social/Volver al Trabajo.

Las Figuras 4 y 5 muestran precisamente la manera en que la actual administración manejó dichos programas. Los tres comparten un patrón similar que consistió en un virtual congelamiento nominal de estas partidas, en algunos casos desde mediados y en otros desde fines de 2024 hasta la actualidad. El programa Potenciar Trabaja fue discontinuado en 2024, y reemplazado por dos programas nuevos (Acompañamiento Social y Volver al Trabajo), reduciendo tanto la cobertura horizontal, como el monto de los beneficios otorgados. Por su parte, la Prestación Alimentar, que consiste actualmente en un mero complemento monetario a los mismos beneficiarios de la AUH (con la diferencia de que es menos que proporcional a la cantidad de hijos), ha mostrado un incremento en 2024, tanto por ampliación de cobertura (niños hasta 17 años, igual que la AUH), como aumentos en las prestaciones. Sin embargo, desde mediados de 2024 se mantiene congelado el valor del beneficio. Por último, los bonos previsionales que complementan el haber de aquellos jubilados y pensionados con haberes mínimos y proporcionalmente a aquellos que reciban algo más que la mínima (hasta alcanzar el valor del bono mas la mínima), también se ha mantenido virtualmente congelado desde inicios de 2024. En consecuencia, estos tres programas que a inicios de 2024 pesaban aproximadamente 1,2% del PBI por año, hoy pesan algo menos de 0,8% del PBI. O, medido en términos reales, hoy la Prestación Alimentar, los bonos previsionales y el Potenciar/Acompañamiento/Volver cayeron 20, 40 y 50 por ciento en términos reales versus sus valores de inicios de 2024 (Figura 5).

 

Análisis del proyecto de presupuesto  2026[1]

Sin intentar un análisis en profundidad del proyecto de Presupuesto recientemente presentado por el Poder Ejecutivo Nacional, se comentarán a continuación algunos aspectos que resultan relevantes. Además de presentar los principales supuestos macroeconómicos que se han utilizado y los objetivos generales de la política fiscal, serán comentados dos aspectos que diferencian el proyecto de este año. 

1. Supuestos macroeconómicos y fiscales

 

Las proyecciones macroeconómicas del proyecto de Presupuesto son excesivamente optimistas. Para 2025, el proyecto prevé un crecimiento del 5,4 %, atribuyéndolo al rebote tras dos años de recesión y a las ganancias esperadas de un entorno macroeconómico más estable con menor inflación. Si bien en el primer trimestre se observó un impulso de recuperación, las proyecciones son ambiciosas: el arrastre estadístico del segundo trimestre ya asegura un crecimiento del 4,3 %, incluso si la actividad permaneciera estancada en la segunda mitad del año. Sin embargo, los indicadores de alta frecuencia apuntan a un crecimiento mínimo o incluso negativo en el tercer trimestre, lo que hace que la meta del 5,4 % solo sea alcanzable bajo un repunte inusualmente fuerte en el cuarto trimestre. Proyectamos un crecimiento para este año de 4,6 %. La proyección para 2026 también está muy por encima de las expectativas del mercado (Cuadro 1).

 

Las hipótesis sobre inflación y tipo de cambio también muestran un sesgo optimista. El gobierno proyecta una inflación del 24,5 % en 2025 y del 10,1 % en 2026, lo cual exigiría que las tasas mensuales promediaran menos de 1 % durante el resto de 2025 —muy por debajo del 1,9 % registrado en agosto— y menos de 0,9 % a lo largo de 2026. En contraste, las proyecciones de consenso se sitúan en 28,2 % y 18 % interanual, respectivamente. Además, el presupuesto asume una apreciación nominal del peso —de AR$/US$1.460 hoy a 1.325 hacia fines de 2025, manteniéndose estable hasta 2026—, lo que implicaría una fuerte apreciación real que erosionaría la competitividad externa.

 

El presupuesto proyecta una consolidación fiscal continua, con un superávit primario del 1,5 % del PIB en 2025 y 2026. Según estimaciones oficiales, el Sector Público Nacional cerraría 2025 con un superávit primario del 1,5 % del PIB y un superávit fiscal total del 0,3 % del PIB. El presupuesto 2026 mantiene prácticamente los mismos objetivos de superávit, con solo cambios marginales en la composición de ingresos y gastos.

Del lado de los ingresos, se proyecta un aumento de la recaudación tributaria de 0,3 % del PIB, en gran parte debido a la normalización en curso de los impuestos a los combustibles y, en menor medida, al mayor dinamismo de los impuestos a las ganancias y a las transacciones financieras, reflejando una mayor actividad económica. Esta ganancia se ve parcialmente compensada por una caída proyectada de 0,2 % del PIB en ingresos no tributarios, lo que resulta en una leve mejora neta de 0,1 % del PIB en los ingresos totales.

 

Del lado del gasto, tras el ajuste sin precedentes de 5 % del PIB implementado en 2024, el gobierno planea preservar la actual disciplina del gasto. El presupuesto 2026 prevé solo un incremento marginal de 0,1 % del PIB en el gasto total, derivado de pequeños aumentos en transferencias corrientes, jubilaciones e inversión pública. De este modo, las autoridades buscan consolidar las ganancias fiscales ya alcanzadas y resguardar la estabilidad en adelante.

 

Las proyecciones fiscales del Presupuesto 2026 difieren de las del programa con el FMI. Mientras que la primera revisión del FMI (agosto 2025) proyectaba un superávit primario de 2,2 % del PIB para 2026, el proyecto de Presupuesto asume un más modesto 1,5 %. La brecha se debe principalmente a supuestos de ingresos: el FMI esperaba un mayor crecimiento tanto en ingresos tributarios como no tributarios, mientras que las proyecciones de gasto son en gran medida coincidentes en ambos marcos.

 2. Aspectos sobresalientes

 

a. Eliminación de la indexación automática de las Asignaciones Familiares y la Asignación Universal por Hijo

 

El proyecto de Presupuesto propone la eliminación de la indexación automática de las asignaciones familiares y de la Asignación Universal por Hijo (AUH). El artículo 73 deroga las leyes vigentes que ajustan automáticamente estos beneficios por inflación. Si bien esta medida reduce rigideces presupuestarias y se alinea con la postura fiscal propuesta, también incrementa los riesgos sociales. Las autoridades han reafirmado su compromiso con una regla fiscal no escrita según la cual cualquier caída de ingresos se compensará con recortes en el gasto discrecional para preservar el equilibrio fiscal. En este marco, la reforma propuesta otorga margen para ajustar a la baja las transferencias en caso de un shock negativo. Esto resulta especialmente preocupante en el actual contexto social, donde el 52 % de los niños vive en la pobreza. Se espera, por tanto, que la propuesta genere gran controversia y un fuerte debate en el Congreso.

 

b. Reducción de los pagos de intereses sobre la deuda

 

El presupuesto continúa proyectando un bajo nivel de pagos de intereses, alrededor del 1,2 % del PIB, reflejando la emisión de bonos capitalizables que difieren el pago de intereses hasta el vencimiento. Desde que asumió el presidente Milei, una estrategia clave de financiamiento del Tesoro —particularmente tras la transferencia de pasivos del Banco Central al Tesoro— ha sido la colocación de estos instrumentos. Si bien mejoran los resultados fiscales reportados, lo hacen al costo de mayores pagos de amortización en el futuro. Según la última revisión del programa con el FMI, los intereses capitalizados registrados “por debajo de la línea” alcanzan casi 1,5 % del PIB anualizado hacia mediados de 2025.

Recaudación tributaria nacional del agosto 2026

 

La recaudación tributaria nacional cayó 2,3% (a/a) en términos reales en agosto 2025, traccionada principalmente por la caída de Derechos de Exportación, Bienes Personales e internos (Figura 6).

Luego de varios meses donde los Derechos de Exportación han sido la principal fuente de recursos, en agosto mostraron una caída de 31% (a/a real), afectado por un lado por una menor cantidad de días hábiles, pero, principalmente por el efecto del anticipo de declaraciones de exportación en meses previos para aprovechar la baja transitoria de alícuotas anunciada para junio 2025 (Decreto 38/2025[2]). Vale mencionar que la reciente baja total de alícuotas, transitoriamente hasta octubre, se verá reflejada en las cifras el mes que viene. Adicionalmente, otros impuestos de menor relevancia como Bienes Personales e Impuestos internos cayeron 70% y 22% (a/a real) en agosto 2025. Naturalmente, la propia eliminación del impuesto PAIS sigue siendo una fuente de caída de recursos en la comparación interanual.

El resto de los impuestos siguieron mostrando variaciones reales positivas. Ganancias aumentó 11% (a/a real) respondiendo en parte a los siguientes factores según ARCA: i) Mayores ingresos de anticipos de Ganancias Sociedades en relación con el año anterior, debido a la modificación en el Régimen de Anticipos implementada por RG 5.685/2025; ii) Mayor recaudación de anticipos de Ganancias personas humanas debido al diferimiento del vencimiento del primer anticipo del período fiscal 2024 hacia noviembre 2024; iii) El incremento de retenciones impositivas, atenuado por la actualización de las escalas y las deducciones de Ganancias cuarta categoría sobre la base de la variación del IPC enero–junio 2025, aplicado a las remuneraciones percibidas desde el 1° de julio 2025.

 

Por su parte, el IVA aumentó 2,4% (a/a real), en parte producto del componente aduanero que se beneficio de un aumento del tipo de cambio y de las mayores importaciones. Adicionalmente, los tributos de la seguridad social volvieron a aumentar (6,6% a/a real), producto del aumento de la remuneración bruta promedio, aunque en este caso se atenuó por la comparación con 2024 cuando se ingresó la recaudación proveniente de la moratoria (Ley 27.743).

Anexo Estadistico

[1] El IIEP-AFISPOP organizará en las próximas semanas un seminario para discutir los distintos aspectos del Proyecto de presupuesto 2026. Se comunicará en los próximos días.

[2] Las principales modificaciones fueron: porotos de soja de 33% a 26%; aceite y pellets de soja de 31% a 24,5%; trigo y maíz de 12% a 9,5% y 0% para economías regionales.